Estimados lectores,
Vernasca Silver Flag 2025 – Tradición, emoción y sostenibilidad en las colinas de Emilia-Romaña. Quizás el mejor evento hoy en día que se celebra en la bella Italia
Del 13 al 15 de junio, la carretera que une Castell’Arquato y Vernasca volvió a vibrar con motores históricos para celebrar la 29ª edición de uno de los eventos más prestigiosos del calendario internacional de vehículos clásicos. La Vernasca Silver Flag reunió a participantes, coleccionistas y aficionados de todo el mundo en un ambiente que combina el espíritu de las competiciones de antaño con el cuidado del patrimonio automovilístico. El sol de junio acariciaba las colinas de Emilia-Romaña cuando llegué a Castell’Arquato junto con nuestro amigo restaurador Gustavo. El aire olía a gasolina antigua, a aceite caliente… a historia. En las calles empedradas, el murmullo de la gente se mezclaba con el rugido grave de motores que, aunque nacidos hace décadas, seguían latiendo con la misma fuerza que en sus años de gloria.
1975: un año de gloria para Italia
El tema central de esta edición rindió homenaje a 1975, un año histórico para el automovilismo italiano:
-
Ferrari 312T y Niki Lauda, campeones del mundo de Fórmula 1.
-
Alfa Romeo 33TT12, vencedora del Campeonato Mundial de Marcas.
-
Lancia Stratos, ganadora del Campeonato del Mundo de Rallyes.
-
Fiat 124 Abarth, triunfadora en el Campeonato de Europa de Rally.
La presencia de vehículos emblemáticos de estas gestas permitió revivir una época dorada del deporte del motor.
Compromiso con el futuro: la sostenibilidad llega a los clásicos
Por primera vez, el Vernasca Silver Flag dio un paso decisivo hacia la neutralidad de carbono. Algunos vehículos seleccionados utilizaron biocombustibles de bajas emisiones, con un cálculo preciso de la huella de carbono —aproximadamente 6.000 kg— compensada íntegramente mediante proyectos medioambientales certificados. Un ejemplo de cómo tradición e innovación pueden ir de la mano.
Invitados legendarios y joyas sobre ruedas
Entre los nombres ilustres presentes: Arturo Merzario, Willi Kaushen, Thierry Boutsen, Jürgen Barth y Takuya Asano (Polyphony Digital, Gran Turismo), que pilotó un Alpine A110.
Uno de los momentos más especiales fue la subida de la Fiat 130 HP de 1907, ganadora del GP de Francia con Felice Nazzaro, recientemente restaurada por el MAUTO. Sus enormes ruedas de radios y su motor centenario parecían susurrar historias de carreteras polvorientas y carreras interminables. A su volante, el ingeniero Davide Lorenzone domaba una máquina que, más que un coche, es una pieza viva de museo.
Cronometraje de precisión y elegancia
El patrocinador principal y cronometrador oficial, Eberhard & Co., volvió a premiar a los mejores vehículos de la muestra, con galardones para las categorías “Best of Show” en coches anteriores y posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El embajador de la marca, Corrado Lopresto, participó al volante de la exquisita Cisitalia D48 de 1948, ligada a la leyenda de Tazio Nuvolari.
El Vernasca Silver Flag 2025 no solo fue una celebración del automovilismo histórico, sino también una declaración de intenciones hacia el futuro. Entre motores que cuentan historias, paisajes de postal y una organización impecable, esta edición demostró que la pasión por los clásicos puede convivir con el compromiso medioambiental, ofreciendo a los aficionados una experiencia tan inolvidable como inspiradora.
Al caer la tarde, los últimos rayos de sol iluminaban el parque cerrado. Mecánicos, pilotos y aficionados se despedían entre apretones de manos y promesas de volver. Yo me alejaba con una sensación clara: la Vernasca Silver Flag no es solo una exhibición, es una celebración de lo que somos cuando unimos pasión, historia y respeto por la máquina. Un lugar donde, por unos días, el pasado sigue corriendo cuesta arriba.
Redacción
Comments powered by CComment